20 junio 2013

protesta musical


DENUNCIAMOS:

• La inflexibilidad del sistema fiscal que no tiene en cuenta las rentas irregulares de los músicos, artistas y autores.
• La falta de apoyo por parte de las instituciones, tanto para l@s artistas como para promotores y gestores de cultura, para mantenerla viva y para resolver esta problemática actual.
• La repentina ejecución masiva de inspecciones y sanciones sin previo aviso.
• La negación de la oficina de inspección de trabajo, a la solicitud de una moratoria. Pedimos un plazo de tiempo para que l@s artistas y dueños de salas podamos buscar y decidir la manera viable, más justa y rentable de regularizar nuestra actividad, sin tener que suspenderla hasta dar con la solución.
• A los gerentes de locales que se desentienden de la responsabilidad de resolver nuestra contratación para su empresa, aquellos que balancean con nosotros las pérdidas pero no los beneficios.
• La retribución tan infíma que se aporta a cambio de un inmenso trabajo.
• Que el “régimen general de artistas” creado en el año 1985 es obsoleto e injusto.

DECLARAMOS:

• Que hemos comenzado un trabajo colectivo de asesoramiento y debate porque estamos decidid@s y forzad@s a encontrar o crear una alternativa.
• Que la cultura debería agradecerse, reforzarse, potenciar e impulsar mientras la realidad, es que la están aniquilando.
• Queremos y necesitamos una cultura viva, libertad de creación y poder compartir lo creado. Vamos a conseguirlo.

13 junio 2013

A modo y manera de testimonio. Batallitas de un pseudo-cantautor cincuentón



¡Quién me iba a mí a decir cuando subí a un escenario por primera vez que ser músico –dedicarse a la música- era esto…?

No recuerdo exactamente el año; sería 1973 o 74. Sí recuerdo que fue en la Plaza de San Juan de la Rambla, en Tenerife, como integrante de la Coral de Voces Blancas de la Caja de Ahorros de Tenerife. Contaba 12 o 13 años de edad, como la mayoría de mis compañeros, muchos de ellos, hoy, VERDADEROS artistas; músicos reputados –con perdón…- como Jorge Hops, Paulino Toribio, Rubén Díaz, Alfredo Llanos…, o bailarines de renombre como Martín Padrón, entre otros. Cantábamos huyendo del repertorio infantil al uso (Mambrú se fue a la guerra, por ejemplo) y nos dejamos embelesar por textos musicados de Machado, Miguel Hernández, Lorca, Guillén…, o con canciones de Yupanqui y Paco Ibáñez. Todo esto fue posible –en una época ciertamente restrictiva en lo que a las libertades se refiere- gracias al empeño y talento de un gran músico: Alberto Delgado Prieto.

Cuento esto para que se entienda que, al menos en mi caso, la llamada Canción de Autor (o Protesta, o Popular, o como se le quiera llamar…) formó parte de mí desde mis comienzos. Cuando mi voz pasó “de blanca a grisácea”, con 15 años, y fundé el dúo Tajinaste seguí la línea marcada, sobre todo, por la canción popular y reivindicativa de Sudamérica (Yupanqui, Feliú, Cabral, Jara…). Ya en solitario, en el verano del 78, comencé una andadura informal, irregular e inconstante jalonada por mis furtivos reflejos en el espejo de de los grandes de la actividad cantautoril española (Pastor, Serrat, Aute, Muntaner…).  Y hasta ahora…

Para mí, la música –al menos la que yo he hecho siempre- está impregnada de una pátina reivindicativa y poética (a partes iguales) con la que no sólo me siento cómodo, sino a la que considero esencial y fundamental. No me considero estrictamente panfletario (salvo excepciones…), pero me incomoda sobremanera interpretar, e incluso escuchar, canciones –llamémoslas- “de bajo perfil cultural” o con un ñoño concepto social y, por supuesto, que denoten la acepción más peyorativa de “simpleza” en su composición armónica y melódica. Siempre he reivindicado una canción combativa y enérgica en sus conceptos, al tiempo que sedosa y frágil en sus formas.

Admiro sincera y abiertamente a los que considero como verdaderos músicos, a quienes estudian años y años para ofrecer sus composiciones originales, a quienes aman tanto la música que la han convertido en su profesión y en una parte indisociable de su propia vida. Respeto incondicionalmente a quienes, como yo, aportan su aprendizaje de carretera y manta y su necesidad vital de hacer música; porque –además, así lo creo- hay espacio para todos. Reniego, por el contrario, de vividores de escaso talento que, aupados por no se sabe bien qué enfermizos intereses propios o ajenos, engañan –sí, sí: engañan…- a la gente que los escucha, vendiéndoles por música lo que es pura bazofia pentagramada. Bien sabe mi amigo y contínuo profesor Manolo Rodríguez que soy un desastre como alumno…;pero eso sí: sabe perfectamente que siempre he enfocado mi actividad musical a un solo objetivo: sentirme bien componiendo, tocando o cantando. Ser, al menos, algo feliz.

Con mayor o menor fortuna, he ido adquiriendo a lo largo de casi 40 años de pseudo-dedicación unas vivencias en el ámbito de la música que, en justicia, no me hubieran correspondido. Sin cultivarme profesionalmente en ella, aún así, me he permitido el lujo y la osadía de componer, tocar, cantar, estar en muchas ocasiones acompañado de músicos magníficos, hacer algunas grabaciones, editar mi propio proyecto discográfico, girar por islas, ganar algunos certámenes en Canarias y en Península, tener cierta relevancia en una parte del panorama musical isleño, contar con el reconocimiento de mis amigos, llegar con mis canciones a personas que hasta entonces me eran anónimas y conocer y ser conocido por un abanico de músicos, cantantes y grupos a los que siempre admiré y seguiré admirando. Me siento sobradamente recompensado por todo ello.

Gracias a ser señalado por la suerte, nunca tuve que dedicarme en exclusiva a la música; si hubiera sido así –lo reconozco- me hubiera muerto de hambre… O algo peor: hubiera podido ser el compositor de canciones tipo “El polvorete” o “La Macarena”… (¡¡Ahaaahh!!) Hubiera ganado mucho dinero, sí, pero creo que a un precio demasiado alto para mí…

Una parte importante de mi vida –por tiempo dedicado y por experiencias- estuvo dedicada profesionalmente a la promoción artística desde la acción cultural institucional. Gracias a mi trabajo, a lo largo de casi 15 años tuve la oportunidad de ayudar, en la medida de mis posibilidades, a intentar consolidar bases para la cimentación y expansión de las artes escénicas en nuestras islas. Fue una tarea dura pero gratificante. Y creo que necesaria también. No lo hice solo, por supuesto; las circunstancias fueron favorables: el despegue de circuitos culturales, el ansia de los organismos públicos para proyectar –y proyectarse- en algo que no fueran carreteras, alcantarillados o farolas, las vacas gordas de la economía post-transición…, hicieron también su parte. Nacieron muchas propuestas artísticas, se realizaron muchas producciones teatrales y musicales, un cada vez más nutrido elenco de creadores veían recompensados justamente sus esfuerzos, percibiendo cachets hoy impensables o teniendo las mejores condiciones de sonorización para la época. Pero todo eso terminó. La actual situación de crisis proyecta la necesidad de una auténtica economía de subsistencia; y el sector de las artes escénicas en general y de la música en particular no es ajeno a esta coyuntura.

Recuerdo que, por ejemplo, en la segunda mitad de los 90, un grupo mediano (5-6 integrantes), no muy conocido pero con un disco en el mercado, con una trayectoria de 4 o 5 años, pedía –y cobraba sin mayores problemas- un cachet de 175.000 pesetas (libres de impuestos), más rider técnico, desplazamiento y dietas. Estamos hablando de un coste global cercano a las 500.000 pesetas de entonces (3.000 euros actuales, sin contar la depreciación experimentada por el valor del dinero), por una actuación de hora y media de duración. Hoy, esa misma producción y con el mismo baremo de valoración, rondaría los 5.000 euros. Nada más lejano y ajeno a la realidad actual. Hoy, a un grupo de similares características se les ocurre pedir 500 euros, llevando su propia sonorización y pagando de su bolsillo el transporte y la manutención (bocata, birra y poco más…) y, quienes antes pagaban generosamente lo solicitado se echan las manos a la cabeza, espetándoles un aullido alarmado: “COMOVASHELEEEESHOOOO!!!???

Si a esto unimos: a) que el número de grupos, solistas, orquestas, etc…, se ha multiplicado por 20 en diez años (que es positivo, por supuesto); b) que las instituciones sólo pagan cachets y gastos a grupos foráneos (a los demás les ceden instalaciones y cobran a taquilla); c) que, aunque hay más bares, pubs y similares que hacen música en vivo, la crisis también se ha cebado en ellos y no pueden responder de pagos fuera de carta; d) que la legislación –o, más bien, su ejecutiva aplicación- está siendo inmisericorde con un colectivo paupérrimo en sus ingresos…, el cóctel es altamente explosivo y puede conllevar una resaca de tintes cuasi-épicos, cuando no apocalípticos.

Las asociaciones, colectivos, uniones y cooperativas de músicos que en Canarias son han hecho y hacen mucho en pro del sector, han conseguido y consiguen mucho para los músicos e intérpretes; aunque –por lo que parece- no ha sido ni es suficiente para dar respuesta a esta parte importante del tejido profesional, laboral y económico de nuestra comunidad. No olvidemos que la actividad musical –remunerada o no, regularizada o no, continuada o no- arrastra tras de sí a otras que son igualmente importantes y necesarias: el comercio minorista de artículos musicales, los estudios de grabación, las compañías de sonido e iluminación, transportistas, pequeña hostelería, turismo cultural… Es por ello que, en esta economía globalizada en la que nos desenvolvemos, quizá nadie sea imprescindible, pero todos son NECESARIOS.

El primer paso está dado: los músicos e intérpretes han alzado su voz; todavía de manera tenue, descoordinada, contradictoria a veces, indignada o preocupada…, pero SEGURA Y FIRME: quieren  –queremos- seguir desarrollando la profesión, en las mejores condiciones posibles, dentro de una legalidad justa y equitativa, solidarios y con responsabilidad, pero sin que este sistema (que no hemos inventado ni auspiciado, pero que, como todos, padecemos) niegue el pan y la sal como norma preestablecida.

Hay más acciones aún por acometer: involucrar a las instituciones y organismos públicos en la defensa de los valores culturales y de quienes los desarrollan día a día; consensuar posturas con la parte contratante (empresarios); acordar baremos de aplicación de la ley con las autoridades; implicar a los creadores de opinión (periodistas); denunciar –con nombres y apellidos- los atropellos a la profesión y a quienes los ejercen; propiciar los cambios necesarios para adecuar el sector a las nuevas circunstancias… En fin: hay muchísimo curro por delante.

“Queda la música”, cantaba Luis Eduardo Aute. Sí: cuanto todo acaba, cuando el mundo se desmorone, cuando el final llegue, aún quedará la música. Es esa música la que hay que salvar; la que nace del corazón mismo de quienes la crean. Ese corazón malherido hoy, oprimido y confuso, pero que transmite fuerza, ilusión, valentía y determinación. Miremos hacia adelante sin olvidarnos del pasado. Yo seguiré –por necesidad vital, sobre todo- componiendo, tocando, cantando. Lo necesito como comer, amar o pensar. No estoy dispuesto a admitir cortapisas que me lo impidan. Es lo que conocí y amé desde que mi padre tocaba su piano cuando yo era niño, desde que escuché los versos cantados de “Palabras para Julia”, desde que me atreví a poner música a la “Elegía” de Rafael Alberti y convertirla en incipiente e iniciática canción, desde que escuché a los grandes del jazz, del pop o de la salsa, desde que la bossanova se me incrustó en la piel y en los sentidos…  
Como cantó Silvio Rodríguez: “Te conozco, desde siempre, desde lejos…”. 
¡¡VIVA LA MÚSICA!!

23 febrero 2013

NO SIEMPRE FUIMOS TONTOS...

Cuando se dacapitaban banqueros

 
La Taula de Canvis apareció durante el reinado de Jaime I El Conquistador (1213-1276).
 
La legislación romana y goda que regía este negocio fue sustituida.
 
 
Estos son algunos de los artículos de esta legislación bancaria: 
 
El 13 de febrero de 1300 se estableció que cualquier banquero que se declarara en bancarrota sería humillado por todo el pueblo, por un voceador público y forzado a vivir en una estricta dieta de pan y agua hasta que devolviese a sus acreedores la cantidad completa de sus depósitos.
 
El 16 de mayo de 1301 se decidió que los banqueros estarían obligados a obtener fianzas y garantías de terceras partes para poder operar, y a aquellos que no lo hicieran no se les permitiría extender un mantel sobre sus cuentas de trabajo. El propósito de ello era señalar a todo el mundo que estos banqueros no eran tan solventes como aquellos que usaban manteles, es decir, que estaban respaldados por fianzas. Cualquier banquero que rompiera esta regla (por ejemplo, que operase con un mantel, pero sin fianza) sería declarado culpable de fraude.

Sin embargo, a pesar de todo, los banqueros pronto empezaron a engañar a sus clientes.
 
Debido a esos engaños, el 14 de Agosto de 1321 se estableció que aquellos banqueros que no cumpliesen inmediatamente sus compromisos, se les declararía en bancarrota, y si no pagasen sus deudas en el plazo de un año, caerían en desgracia pública, lo que sería pregonado por voceros por todo el pueblo.
 
Inmediatamente después, el banquero sería decapitado directamente enfrente de su mostrador, y sus propiedades vendidas localmente para pagar a sus acreedores.
 
Existen evidencias documentales de que esto se cumplía. Por ejemplo, el banquero catalán Francesc Castelló, fue decapitado directamente frente a su mostrador en 1360, en estricto cumplimiento de la ley.

Agradecimientos a FHN por compartir este mensaje
 

González-Pons va al cine


Para descansar de su tremenda responsabilidad como vicesecretario general de Estudios y Programas, Esteban González-Pons se metió en un cine y no se le ocurrió otra cosa que ir a ver La noche más oscura. Pensaba que era un documental sobre San Juan de la Cruz pero en seguida se dio cuenta de que en realidad se trata de una película sobre el asesinato de Bin Laden. Como en la pantalla no aparecían menciones a los atentados de Madrid, y sí a los de Nueva York, Londres y Bali, inmediatamente González-Pons empezó a mosquearse. Estuvo bien atento durante todo el metraje para ver si salía alguna txapela o al menos un aizkolari partiendo troncos en un descampado en Kabul. Vale, tampoco, pero lo que estaba claro es  que la película confirmaba sus peores sospechas. Kathryn Bigelow, que se había documentado codo con codo con la CIA, tampoco decía que el 11 M no fuese obra de ETA.

Hay que tener en cuenta que la labor de González-Pons es de las más duras que puedan imaginarse: ni siquiera el cartero de Génova tiene tanto trabajo. Diputado, cabeza de lista en Valencia y vicesecretario general de Estudios y Programas, háganse cargo. De estudios  mejor no hablamos, pero en cuanto a los programas, González-Pons hizo la promesa más  gorda de todo el programa electoral del PP: tres millones y medio de puestos de trabajo. Este hombre se pasa el día entero pensando, eso en cuanto deja de contar cómo la realidad va  divergiendo minuto a minuto y parado a parado con sus más optimistas previsiones. Hace tiempo que las calculadoras se le quedaron cortas y ya tiene que recurrir a los dedos.

Sobre la autoría del 11 M (aparte de la investigación oficial, una sentencia en firme y una reivindicación del atentado por parte de Abu Dujanah, posteriormente condenado) la mañana del 12 de marzo, todos los medios de prensa españoles, excepto hojas parroquiales, y casi todos los extranjeros (Le Monde, The New York Times, Financial Times, The Washington Post, Corriere della Sera) apuntaban a la hipótesis islamista con una más que probable implicación de Al Qaeda. No obstante, González-Pons se fía más de la documentación de la autora de Le llaman Bodhi, una señora que, en su anterior y oscarizada producción, contaba la guerra de Irak a través de las peripecias de un artificiero repleto de adrenalina que desactivaba bombas con el mismo alegre desparpajo con que el Cojo Mantecas desactivaba farolas.


Alguien debería advertirle a González-Pons que tenga mucho ojo cuando vaya a ver Malditos bastardos, que a Hitler no lo mataron en un cine en París, por mucho que diga Tarantino.


DIEGO TORRES

¡¡TODOS CONTRA EL FUEGO!!


12 febrero 2013

Apertura del IX Congreso de CCOO Canarias

 

25 enero 2012
 
La Conjura de los Hipócritas

Letra: José Francisco Gutiérrez "PepePaco" (Poemario "Como si hubieras venido", 2006) http://www.bienmesabe.org/noticia/2006/Mayo/presentacion-del-poemario-de-pepepaco-como-si-hubieras-venido

Música: Alberto Cañete

Percusión: José Pedro Pérez

UNA CANCION A LA GOMERA, por Féloche


DA | Santa Cruz de Tenerife

Una canción inspirada en La Gomera, Silbo, está cosechando un notable éxito en las listas francesas de música. Así lo señala el sitio web Mencey Macro, donde además se explica la curiosa historia que envuelve a esta composición del músico galo Féloche. En el blog detallan que el tema llamó mucho la atención de los alumnos de Francés del colegio Mario Lhermet de Hermigua y del IES de San Sebastián. Por ello, a través de una carta se pusieron en contacto con el artista “para saber más sobre un tal Bonifacio del cual habla la canción”.


Tal y como refiere Mencey Macro, éste les respondió que la canción alude a Bonifacio Santos Herrera, un gomero militante del Mpaiac que tuvo que huir a Francia tras ser condenado a cuatro años, dos meses y un día de cárcel por la colocación de cartuchos de dinamita en una sucursal del Banco de Bilbao en el municipio tinerfeño de Arona, que causaron diversos daños materiales.


“Bonifacio fue un padre para Féloche cuando era un muchacho de 7 a 14 años”, relatan en Mencey Macro. “Al llegar a Francia, se enamoró de su madre. Vivían en Clichy (suburbio de París). Bonifacio enseñó a Féloche el silbo, la lucha canaria y
muchas otras cosas sobre Canarias. Le hablaba siempre de la Gomera; y la isla se convirtió en un paraíso en la cabeza del pequeño niño francés”, añaden.


Cuando tenía 11 años, el artista viajó hasta la Isla Colombina para visitar a la familia de Bonifacio, en el núcleo de Las Rosas, en Agulo. Allí, “rodeado de naturaleza, no había ni tele ni playstation. Jugaban a correr por el monte, a jalar por la barbas de las cabras y a silbar en el viento…”, se apunta en el blog, donde también ponen de relieve que el artista aseguró a los estudiantes gomeros que ése fue uno de los recuerdos más bonitos de su vida.


Pero aquí no acaba la peripecia vital de Bonifacio Santos. Al parecer, en 1988, en el marco de la colaboración entre Francia y España, la policía gala quiso entregarlo a la española y tuvo que exiliarse en Estados Unidos. “Féloche lo visitó allí una vez”, indican en la web, para precisar que Bonifacio murió asesinado en Nueva York hace dos años.

Es falso

Un magnífico artículo de Javier Gallego "Crudo" (@carnecrudaradio) publicado el pasado día 4 en www.eldiario.es (http://www.eldiario.es/zonacritica/falso_6_97700233.html)


“Solo dos palabras necesito, es falso”, dijo el telepresidente Rajoy para autoexculparse del cobro de dinero negro en el que le incriminan los papeles de Bárcenas publicados. Curiosamente, solo necesitamos esas dos palabras para describirle a él como presidente: “Es falso” (incumple sus promesas, miente, se esconde). Y solo necesitamos esas dos palabras para resumir a su partido: “Es falso” (engaña, manipula, no llama a las cosas por sus nombre). No lo pretendía Rajoy pero nos dejó las dos palabras que condensan todo un sistema político, todo un tinglado, todo un tiempo de mentiras y corruptelas que ahora se viene abajo: “Es falso”. Rajoy nos dio las dos palabras que necesitábamos para definir este momento: “Es falso”.
Todo es falso. Suena falso. No es creíble. No se sostiene. Apesta a mentira. Y la mayoría ha empezado a ver el cartón piedra y el decorado. Hay un acuerdo abrumador sobre las instituciones, sobre la casta dirigente, sobre el sistema en vigor, sobre el periodismo proselitista, sobre la crisis, sobre el discurso de la clase dominante: son falsos. La mayoría piensa que el sistema es falso. Podría parecer una conclusión aterradora pero creo que, al contrario, es un punto de partida. Por fin casi todos estamos de acuerdo en algo.
Me vais a llamar aventurado pero creo que al régimen anterior le quedan dos telediarios. Ni el telediario de La Primera puede hacer ya nada por evitarlo. No tienen escapatoria. PP, PSOE, CiU, los tres grandes partidos que han reinado, la monarquía que caza y la familia real que ha esquilmado, la Justicia que se ha politizado, se ha vendido o ha robado, el periodismo que es la voz de su amo, no pueden seguir engañando por mucho más tiempo ni a mucha más gente. Están acorralados por sus propias mentiras. Demasiadas durante demasiado tiempo. Ya da igual lo que digan, ya casi nadie les cree: suenan falsos. 
No tiene escapatoria Rajoy. Su comparecencia fue un timo. Fue falsa. Necesita mucho más que palabras porque su palabra no es creíble. La ha traicionado demasiadas veces en este último año. Y la patética, cobarde y lamentable puesta en escena de su discurso, apareciendo a través de un televisor para no enfrentarse a las preguntas de la prensa, no hace sino acrecentar la sensación de que tiene miedo y algo oculta. Rajoy apareció en un plasma convirtiéndose en Plasmariano, un presidente que no es real, es solo una imagen en una pantalla, un reflejo, una sombra o como dijo él: la sombra de una sombra de una duda.
Los papeles completos de Bárcenas en los que aparece reiteradamente su nombre año tras año son una losa casi imposible de levantar. Aunque presente papeles, Rajoy ya no es creíble. Probablemente la portada de la revista Mongolia de este mes sea cierta: Rajoy ha muerto. Es un cadáver político. Sus falsedades anteriores y sus huidas que le hacen parecer mentiroso fueron cavando una fosa a la que ahora le ha empujado Bárcenas y a la que se va a llevar a toda su cúpula. Aquí los presidentes mueren matando. A los suyos.
Que se lo digan a Rubalcaba. Que se lo digan porque no se entera de que murió con Zapatero. Tampoco tiene escapatoria el líder de la oposición por más que se empeñe en creer que la muerte de su rival le dará la vida. Las encuestas le dan menos pulsaciones que a Rajoy después de Bárcenas. Es para hacérselo mirar. Como todos estos cadáveres que se desmoronan, Rubalcaba no sabe que la gente solo necesita dos palabras para definirle: “Es falso”.
La plaga de falsedad se ha extendido. Hablas con la gente y en distintos términos, repiten las dos palabras de Rajoy: “Es falso”. No es creíble. Es falso que Urdangarín no supiera lo que hacía. Es falso que la Infanta no supiera lo que hacía su marido. Es falso que el rey no supiera lo que hacían su hija y su yerno. Es falso que el tesorero de las infantas no tenga nada que ver en los negocios del duque empalmado. Es falso que la monarquía sea ejemplar. El rey es falso, su familia es falsa, Rajoy es falso, Rubalcaba es falso, el Parlamento es falso, los líderes de todos los partidos son falsos, ni uno solo aprueba. Es falso que la Justicia sea igual para todos. Es falso que vivamos en un Estado de Derecho. Es falso que la policía defienda al ciudadano. Es falso que los políticos representen a los votantes. Es falso que esto sea una crisis. Es falso que esto sea una democracia.
Es todo tan falso que dudamos de que la Justicia haga prevalecer la verdad y castigue la mentira. No confiamos en nuestros tribunales. Pues seamos justos y sinceros: también nosotros somos falsos como sociedad. Cuando menos, hemos permitido la falsedad durante mucho tiempo. No hemos hecho lo suficiente para erradicarla. Alguna responsabilidad tenemos. Hemos dejado que nos engañen, no hemos perseguido con suficiente ahínco a los que trapichean, mienten o estafan no solo a gran escala sino a pequeña escala, en nuestro ámbito cotidiano. Seamos sinceros: pocos han afeado la conducta de los que mienten, pocos tienen el valor de enfrentarse públicamente a la corrupción que campa a sus anchas a todos los niveles de nuestra sociedad. 
No es la Justicia y evidentemente no son los políticos los que tienen que sacarnos del atolladero. Somos nosotros como colectivo los que tenemos que demostrar que no somos falsos y que estamos dispuestos a hacer lo que haga falta para convertirnos en una sociedad más justa, más limpia y más sincera. Es la hora de la Verdad. 

Si alguien es capaz de hacer un análisis más exhaustivo y, al tiempo, concreto, de nuestra abrumadora realidad, que lo haga. Si no, creo que éste es el definitivo.

De raza le viene al galgo

Extracto de un libro de Historia de España, un capítulo muy interesante...

La obra se titula: Episodios ocultos del Franquísmo. Es de José Luis Hernández Garvi, 2011. Editorial Edaf. Pag. 192 a 194. Habla de los años 60 en España. Y dice así:
 
"Al amparo de los grandes negocios y del progreso industrial, se producen también una serie de escándalos económicos y financieros, algunos de ellos con trascendencia política, que provocaron cierto clima de alarma social que el régimen trato de calmar silenciando sus consecuencias. Uno de los primeros y más destacados de esta nueva etapa es el conocido como caso del Banco de Siero. Esta entidad financiera había sido fundada por Ramón Rato Rodríguez , padre del conocido político español Rodrigo Rato. En 1965 el ex ministro de Hacienda y entonces gobernador del Banco de España, Mariano Navarro Rubio, ordena la intervención del pequeño banco bajo la acusación de que servía de tapadera para la evasión de divisas a Suiza através de la sucursal que la entidad había abierto en Ginebra con el nombre de Banque de Siero.

En una innecesaria y espectacular operación policial, los agentes se presentaron en los salones del antiguo Hotel Castellana Hilton, interrumpiendo la celebración del banquete de bodas de Emilio García Botín, hijo de una hermana de Emilio Botín, y María de los Ángeles Rato Figaredo, hermana de Rodrigo Rato, llevándose detenidos y esposados a Ramón Rato, patriarca de la familia, y a su hijo Ramón Rato Figaredo, ambos acusados de delito de evasión de capitales. Jose María Gil Robles, abogado de los implicados, llego a afirmar en privado que el caso era indefendible, insinuando con sus palabras las más que posibles implicaciones políticas que habían influido en la puesta en escena de su detención y que habían desencadenado su procesamiento. parece ser que el propio Ramón Rato había dado instrucciones personales para que, en fechas anteriores a que se destapase el supuesto escándalo se ejecutase un crédito de cuatro millones ochocientas mil pesetas contra Nicolás Franco, el hermanísimo intocable.
 
En virtud de la causa abierta contra los procesados del caso Banco de Siero, el Juzgado Especial de Delitos monetarios condenó a tres años de cárcel y 176 millones de pesetas de multa al patriarca del clan Rato, y con dos años y 44 millones al hijo mayor, Ramón Rato Figaredo. también fueron condenados como cómplices Faustino Rato Rodriguez Sampedro, tío paterno de los hermanos Rato, con una multa de 5 millones y a una serie de directivos del banco."


Es decir, a un señor que desde su más tierna infancia ha mamado el fraude, la trampa y el engaño en su familia se le otorgan responsabilidades ministeriales, la dirección del FMI y, cómo no, BANKIA. Y todavía nos extrañaremos que la economía esté tan mal. Lógico, porque nuestros políticos ponen a los zorros a cuidar las gallinas. Por cierto, curiosa la relación, ya en los años 60, de los Botín y los Rato. Democracia, dictadura, ¡qué más da si la que gobierna de verdad y sobrevive a cualquier cambio político es siempre la misma oligarquía!