14 diciembre 2011

Comienza la contienda electoral en la SGAE con cruce de acusaciones

Antón Reixa y José Miguel Fernández Sastrón en un debate celebrado en el Club Siglo XXI se desmarcan de la Era Bautista

Esta noche ha comenzado la precampaña electoral por la presidencia de la SGAE, y lo ha hecho con dureza, más de la que muchos esperaban, sobre todo teniendo en cuenta el escenario elegido: el Club Siglo XXI, que dirige Paloma Segrelles. Allí ha tenido lugar, en una sala abarrotada de público, el primer debate entre los dos candidatos, de momento, Antón Reixa y José Miguel Fernández Sastrón, que se presentan a las elecciones para formar la nueva Junta Directiva de la entidad de gestión, que se celebrarán el próximo 7 de febrero.

http://www.abc.es/20111214/cultura/abci-debate-sgae-acusaciones-201112140017.html


Una cosa que nunca he entendido es que la Sociedad sea de AUTORES y EDITORES conjuntamente. Es como hacer una asociación de TRABAJADORES y EMPRESARIOS. Y que diga defender a ambos (no se sabe muy bien de qué o quienes).

Una ley de protección y mecenazgo, al tiempo, podría ayudar a paliar la crisisde gran parte de los creadores -no de los de las élites, sino de los de abajo- y, al tiempo implicar a la sociedad en lo que es la cultura y sus artífices. Pero nunca a sus espaldas. La sociedad NECESITA a sus creadores; pero los necesita a su lado y no enfrente ni enfrentados.

Quien se haga cargo de la Sgae debe romper con el pasado, transparentar la sociedad ante la sociedad, cumplir con sus obligaciones -fiscales, contractuales, financieras- e imbricarse en el día a día del pais. Sólo así los creadores y sus obras volverán a ser objeto de respeto.

08 diciembre 2011

CHARLES CHAPLIN, EL NOSTRADAMUS DEL CINE

Este es el discurso del barbero judío en El Gran Dictador (1940), han pasado más de 70 años, y lamentablemente, si las leemos atentamente, podremos ver que aún siguen vigentes:

Lo siento, pero no quiero ser emperador. No es lo mío. No quiero gobernar o conquistar a nadie. Me gustaría ayudar a todo el mundo, si fuera posible: a judíos, gentiles, negros, blancos. Todos nosotros queremos ayudarnos mutuamente. Los seres humanos somos así. Queremos vivir para la felicidad y no para la miseria ajena. No queremos odiarnos y despreciarnos mutuamente. En este mundo hay sitio para todos. Y la buena tierra es rica y puede proveer a todos.

El camino de la vida puede ser libre y bello; pero hemos perdido el camino. La avaricia ha envenenado las almas de los hombres, ha levantado en el mundo barricadas de odio, nos ha llevado al paso de la oca a la miseria y a la matanza. Hemos aumentado la velocidad. Pero nos hemos encerrado nosotros mismos dentro de ella. La maquinaria, que proporciona abundancia, nos ha dejado en la indigencia. Nuestra ciencia nos ha hecho cínicos; nuestra inteligencia, duros y faltos de sentimientos. Pensamos demasiado y sentimos demasiado poco. Más que maquinaria, necesitamos humanidad. Más que inteligencia, necesitamos amabilidad y cortesía. Sin estas cualidades, la vida será violenta y todo se perderá.

El avión y la radio nos han aproximado más. La verdadera naturaleza de estos adelantos clama por la bondad en el hombre, clama por la fraternidad universal, por la unidad de todos nosotros. Incluso ahora, mi voz está llegando a millones de seres de todo el mundo, a millones de hombres, mujeres y niños desesperados, víctimas de un sistema que tortura a los hombres y encarcela a las personas inocentes. A aquellos que puedan oírme, les digo: “No desesperéis”.
La desgracia que nos ha caído encima no es más que el paso de la avaricia, la amargura de los hombres, que temen el camino del progreso humano. El odio de los hombres pasará, y los dictadores morirán, y el poder que arrebataron al pueblo volverá al pueblo. Y mientras los hombres mueren, la libertad no perecerá jamás.

Soldados. No os entreguéis a esos bestias, que os desprecian, que os esclavizan, que gobiernan vuestras vidas; decidles lo que hay que hacer, lo que hay que pensar y lo que hay que sentir. Que os obligan a hacer la instrucción, que os tienen a media ración, que os tratan como a ganado y os utilizan como carne de cañón. No os entreguéis a esos hombres desnaturalizados, a esos hombres-máquina con inteligencia y corazones de máquina. Vosotros no sois máquinas. Sois hombres. Con el amor de la humanidad en vuestros corazones. No odiéis. Sólo aquellos que no son amados odian, los que no son amados y los desnaturalizados.

Soldados. No luchéis por la esclavitud. Luchad por la libertad. En el capítulo diecisiete de san Lucas está escrito que el reino de Dios se halla dentro del hombre, no de un hombre o de un grupo de hombres, sino de todos los hombres. En vosotros. Vosotros, el pueblo tenéis el poder, el poder de crear máquinas. El poder de crear felicidad. Vosotros, el pueblo, tenéis el poder de hacer que esta vida sea libre y bella, de hacer de esta vida una maravillosa aventura. Por tanto, en nombre de la democracia, empleemos ese poder, unámonos todos. Lucharemos por un mundo nuevo, por un mundo digno, que dará a los hombres la posibilidad de trabajar, que dará a la juventud un futuro y a los ancianos seguridad.

Prometiéndoos todo esto, las bestias han subido al poder. Pero mienten. No han cumplido esa promesa. No la cumplirán. Los dictadores se dan libertad a sí mismos, pero esclavizan al pueblo. Ahora, unámonos para liberar el mundo, para terminar con las barreras nacionales, para terminar con la codicia, con el odio y con la intolerancia. Luchemos por un mundo de la razón, un mundo en el que la ciencia y el progreso lleven la felicidad a todos nosotros. Soldados, en nombre de la democracia, unámonos.

(publicado en www.cinesrenoir.com)